Parece increíble e incluso contradictorio que en plena pandemia de covid-19, el movimiento antivacunas esté haciendo tanto ruido, sobre todo en las redes sociales.
Llevamos casi 8 meses de una enfermedad para la que no hay vacuna y por la que ya han muerto cientos de miles de personas y los antivacunas aprovechan para seguir desinformando, con el consecuente peligro de salud pública que ello conlleva.
Pero, ¿por qué una persona se opone a las vacunas?¿Qué les lleva a pensar que las vacunas son dañinas? ¿Qué estudios esgrimen para validar sus teorías?
1- La teoría de que las vacunas causan autismo:
En 1998 se publicó un estudio en la revista Lancet en la que se afirmaba que existía una relación causal entre la vacuna triple contra sarampión, las paperas y la rubéola (MMR) y el desarrollo del síndrome del espectro autista.
En este artículo el Dr. Andrew Wakefield y colaboradores afirmaban que la inyección de la triple vacuna provocaba inflamación intestinal y la entrada de proteínas dañinas para el cerebro en el torrente sanguíneo. Según este estudio, 8 de los niños inmunizados desarrollaron autismo, un mes tras la inyección.
Sin embargo, en todos los casos la inflamación intestinal fue diagnosticada después del diagnóstico de autismo. Además, la edad a la que se inmuniza con la triple vacuna es la misma a la que se suele diagnosticar con autismo, por lo que la relación causal no está probada y en todo caso hablaríamos de una relación casual.
El segundo y último de los artículos que defienden la relación entre vacunas y autismo es también de Wakefield y colaboradores en 2002. En este estudio relacionan la vacuna del sarampión con el autismo puesto que en 75 de 91 niños autistas encontraron el virus del sarampión en muestras de biopsias intestinales. Sin embargo, en este estudio no se determina si el virus encontrado es el virus activo o bien una variante atenuada del mismo, que es lo que compone la vacuna contra el sarampión. Por otro lado, la relación entre vacuna y autismo no se relaciona en ningún caso con la presencia de virus en el sistema digestivo.
Por otro lado, hay que destacar que ambos artículos han sido ampliamente refutados por otros estudios más amplios y mejor diseñados. De hecho, el estudio del Wakefield de 1998 ha sido retirado por fallos graves en la realización del estudio. De entre la literatura que refuta estos artículos destacarían el de Brent Taylor et al. en 1999 en el que estudiaron el impacto de la introducción de la vacuna MMR en Reino Unido (en 1988) con el posible aumento de casos de síndrome del espectro autista. Sus conclusiones determinan que no había diferencias entre el número de casos de autismo diagnosticados antes de 1988 y después.
Por otro lado, Madsen y colaboradores estudiaron los casos de más de 500.000 niños de los cuales más del 82% recibió la vacuna MMR. La conclusión de este estudio publicado en New England Journal of Medicine, era que no había mayor riesgo de padecer autismo entre los casos de niños vacunados respecto de los no vacunados.
2- Las vacunas están llenas de metales pesados
El segundo argumento antivacunas habla de la presencia de metales pesados en las vacunas. El argumento para hablar de la presencia de metales pesados se basa en el thimerosal, un compuesto basado en el mercurio que se usaba como conservante en la elaboración de vacunas.
El thimerosal previene el crecimiento de bacterias en las vacunas, es fácilmente eliminado por el cuerpo y ha sido ampliamente usado en la elaboración de vacunas durante décadas, mostrando solo dos efectos secundarios: rojez e hinchazón en la zona de inyección.
Pero como los antivacunas no dejan que la evidencia científica les estropee una buena conspiración, afirman que el thimerosal es un neurotóxico que provoca autismo (sí, otra vez vuelta al autismo). Este argumento no se basa en ninguna evidencia o estudio científico, pero aún así el thimerosal ha sido reemplazado por conservantes no basados en mercurio y desde 2001 no se utiliza en la elaboración de vacunas en Estados Unidos y muchos otros países.
3- Los virus no existen
Si no lo veo, no existe. Deben pensar los antivacunas, puesto que otro argumento muy manido es que los virus no existen.
Este mito empezó con el virus de la polio y ha mutado a nuestros días en la negación de la existencia del SARS-CoV-2. Lo que los negacionistas del virus ignoran es que existen decenas de publicaciones donde se ha aislado y secuenciado el SARS-CoV-2 y se ha determinado su origen natural.
El origen del SARS-CoV-2 es otra fuente de conspiración, pero sobre estas conspiraciones ya hablamos en otro post que puedes consultar aquí.
4- Las terapias alternativas son mejores
Seguro que te ha llegado por las redes sociales algún video de la solución mineral milagrosa (MMS) como la cura del covid-19, o de la persona que se curo de X (inserte enfermedad de moda aquí) con homeopatía.
El MMS se llama así por sus siglas en inglés "Miracle Mineral Solution" y no es más que una mezcla de clorito sódico y ácido cítrico. El clorito en presencia de ácido se convierte en clorito sódico acidificado (ASC) y actúa como un blanqueante. De hecho el clorito sódico es de la familia del hipoclorito sódico (lejía).
Como recomendar lejía para curar el cáncer, la covid-19 o la malaria queda mal, se inventan el nombre de MMS. Es más, no existe ninguna evidencia científica que demuestre la eficacia del MMS (ni de la homeopatía) para el tratamiento de ninguna enfermedad.
El problema es que, a diferencia de la homeopatía que no cura pero por lo menos no mata, el MMS puede causar efectos secundarios graves:
- Reduce el número de linfocitos T4.
- Dificulta la función de la tiroides.
- Produce daños en el sistema reproductor.
- Produce daños neurológicos.
- Disminuye el número de glóbulos rojos.
- Su inhalación puede provocar enfermedad respiratoria grave.
Los efectos secundarios de la ingesta de MMS pueden ser tan graves que su uso está prohibido por la agencia americana del medicamento (FDA).
Entonces, ¿por qué los antivacunas siguen creyendo estas afirmaciones falsas?
Los antivacunas no se comportan diferente de los terraplanistas, creen poseer la verdad y quieren despertar al mundo, porque para ellos el resto somos ovejas de un rebaño engañado que no ha visto ese video de Youtube que le hizo despertar, y siente que su misión es despertarnos al resto.
Los antivacunas aceptan y difunden argumentos falaces por las mismas razones que se comparten noticias falsas: error de atribución, falso consenso, sesgo de confirmación y apelación a los sentimientos son algunos de las razones por las que los antivacunas se creen poseedores de la verdad.
Si algo me ha enseñado la pandemia, o más bien me ha reafirmado, es en basar mis opiniones en datos veraces y verificables. Creía que tras pasar lo peor de la pandemia, la sociedad valoraría la importancia que la investigación y la ciencia tienen en el día a día, y a pesar de los antivacunas, los terraplanistas y los trols de la ciencia, quiero creer que es así.
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