¿Por qué es necesaria la experimentación con animales?

Voy a intentar exponer de la mejor manera posible las razones por las que la experimentación con animales de laboratorio es necesaria e imprescindible. Con ello no estoy diciendo que a los investigadores nos guste llevar a cabo nuestros proyectos científicos en animales, de hecho, no conozco ni un sólo investigador que disfrute con ello o que intente de forma intencionada causarle algún mal al animal aunque se trate de la mosca de la fruta. Pero la investigación es el motor de la medicina del futuro, incluida la veterinaria. 

1- El Experimentador
Antes de entrar en el laboratorio y tener contacto con animales de experimentación, el investigador debe (obligatoriamente) realizar un curso de experimentación animal. Éste consiste en un temario teórico-práctico de 2 a 3 semanas en el que se explica la biología de cada animal de experimentación y se enseña a tratar con ellos; desde cómo tomarlos con la mano sin causarles estrés o sufrimiento hasta los diferentes tipos de anestésicos y cómo utilizarlos. 

Estos cursos los llevan a cabo veterinarios especializados de la autoridad competente de la región, comunidad y país en el que te encuentres. Y son obligatorios para todos, desde los cuidadores de los animalarios pasando por los técnicos de laboratorio, estudiantes de doctorado, investigadores postdoctorales y jefes de grupo. Existen diferentes tipos de curso en función de la categoría del investigador, y se puede leer el programa de cada uno de ellos en este enlace del CSIC.



2- El Proyecto de Investigación:
Una vez tenemos el permiso, podemos experimentar con animales, pero no con cualquiera. La especie animal con la que se tenga que investigar debe estar justificada y acorde con el tipo de proyecto a realizar, así como el número de animales (el cual nunca se puede sobrepasar), el entorno en el que estarán dichos animales, el tipo de procedimiento al que se les someterá, y un largo etcétera será estudiado y aprobado por el comité de ética del centro de investigación. 

El centro se fijará en que todos y cada uno de los aspectos del proyecto se ajusten a la legislación local, nacional y europea, además cada proyecto debe regirse por la normativa de las 3 R: 
  • Reducción: estrategia encaminada a utilizar el mínimo número de animales necesario para alcanzar el objetivo propuesto.
  • Refinamiento: incluye la mayoría de aquellos procedimientos que afectan a la vida del animal de experimentación y permiten aliviar o reducir el posible dolor o malestar.
  • Reemplazo: utilización de técnicas alternativas que puedan aportar el mismo nivel de información que el obtenido con animales y que no impliquen la utilización de éstos.

3- Los Animales:
Como he mencionado en el punto anterior, no todos los animales son susceptibles de ser objeto de estudio. Los animales utilizados en experimentación han nacido en el animalario, han sido criados en él y son controlados constantemente. Los animales abandonados o de compañía nunca pueden ser utilizados. Los animales en vías de extinción están absolutamente prohibidos, así como los simios antropoides (chimpancés, bonobos, gorilas y orangutanes). De hecho, los simios antropoides únicamente pueden utilizarse de manera excepcional para garantizar la supervivencia de la especie o en caso de que en el hombre aparezca de manera imprevista una enfermedad potencialmente mortal (como por ejemplo el brote de ébola que sufrimos durante el año pasado) o discapacitante. 

Toda legislación sobre el uso de animales puede consultarse en esta página de la Unión Europea.
Además, cada animal debe estar identificado y registrado de modo que todo el mundo tenga acceso al número de animales, especie, procedimiento y (si procede) método de sacrificio que se ha realizado durante un proyecto. 

Como se puede observar, es un proceso bastante transparente y accesible al gran público puesto que, a diferencia de lo que se intenta inculcar desde los grupos animalistas, los investigadores no tenemos nada que esconder puesto que no somos locos con bata blanca que introducimos electrodos en el cerebro de orangutanes (recordad que está prohibido utilizar simios antropoides) como muchas veces se nos presenta.

4- Sustitutos biológicos:
Uno de los argumentos de los grupos activistas contra la experimentación animal es que existen sustitutos biológicos que pueden utilizarse en todo tipo de investigación. Como he mencionado en el apartado 2, la ley (y la conciencia propia del investigador) nos obliga a utilizar estos sustitutos siempre que sea posible. 

Estos sustitutos son, generalmente, cultivos celulares que permiten realizar estudios bioquímicos y genéticos sobre el efecto de un determinado tratamiento en un tipo celular. Además, las células madre nos permiten "generar" tejidos básicos en los que testar diferentes tratamientos. Sin embargo, estos sustitutos tienen sus limitaciones puesto que en el supuesto de testar un nuevo tratamiento quimioterapéutico, podremos obtener la información de cómo éste fármaco se comporta en las células cancerosas en cultivo, pero necesitaremos la información del comportamiento del sistema inmune y los posibles efectos secundarios que éste fármaco pueda producir. Y para ello, es indispensable el uso de un organismo entero, es decir, un animal de laboratorio.
En otro ámbito como el de la investigación neurocientífica, campo en el que me incluyo, no es posible el uso de sustitutos biológicos puesto que las neuronas son células postmitóticas, es decir, no se "reproducen" por lo que se pueden mantener en cultivo un determinado número de días (dependiendo del tipo neuronal) pero al final acaban muriendo. Además, para realizar este tipo de cultivos neuronales, sólo es posible realizarlos a partir de animales de experimentación.
5- "La investigación con animales es peligrosa y engañosa":
Según el grupo activista europeo Stop Vivisection, la investigación con animales es engañosa puesto que los resultados de los ensayos de fármacos en animales se utilizan directamente en humanos causando la muerte. Siempre según este grupo, la muerte por efecto de los fármacos testados en animales constituye la cuarta causa de fallecimiento en los países industrializados. 
Según la Organización Mundial de la Salud la cuarta causa de muerte en los países industrializados son las infecciones del aparato respiratorio, seguida por cáncer de pulmón, SIDA, enfermedades diarreicas, diabetes mellitus y accidentes de tráfico. En cuanto a las tres primeras por orden serían; enfermedades cardiovasculares, infarto y enfermedad pulmonar constrictiva crónica.

Por otro lado, para que un fármaco sea aprobado tienen que pasar unos 12 años desde su descubrimiento, en el mejor de los casos. En un primer momento, el fármaco será aprobado para su uso en experimentación animal, es ahí donde los investigadores nos ponemos a trabajar, tras obtener todos los permisos y el consentimiento del comité de ética, cuantificamos todos los parámetros de eficacia y toxicidad. Después, el equipo médico encargado del ensayo clínico se encarga de valorar y aprobar su uso en un número limitado de pacientes que se someten al estudio de manera voluntaria. Una vez se ha valorado la dosis y eficiencia en humanos, se aumenta sucesivamente el número de pacientes a testar (siempre de forma voluntaria) y finalmente, si el fármaco es aprobado por la Agencia Europea de Medicamentos, éste puede salir a la venta.


Por último, el grupo Stop Vivisection asegura que en el mundo se han utilizado 500 millones de animales para experimentación, sin especificar el año de dicha cifra. Una búsqueda en la bibliografía argumenta que el número de animales utilizados en el 2013 fue de 920.000, un tercio menos que en 2009. Por lo que, aunque sigue pareciendo un número elevado, los científicos trabajamos mucho y muy duro para intentar que las investigaciones lleguen a dar resultados positivos y beneficiosos para los seres vivos, utilizando para ello el número mínimo de animales de experimentación. 

No somos monstruos, somos trabajadores que intentamos acabar con muchas de las enfermedades que hacen sufrir a muchos seres vivos, entre ellos el hombre.

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