Ébola, vacunas y conspiranoicos

He esperado mucho para escribir este post sobre el ébola por varios motivos; uno de ellos es que tras conocerse que una persona se había infectado fuera de África, la histeria y las cantidades ingentes de información sobre el tema bombardeaban los medios de comunicación cada día. La segunda razón era un poco más práctica, ni la inmunología ni la virología son mi especialidad pero con un poco de tiempo y lectura creo que he llegado a distinguir entre bulo y realidad.
Otra de las razones que me han llevado a escribir este post ha sido la incredulidad al leer opiniones de gente contraria a las vacunas diciendo que el ébola es mentira y que se trata de una pandemia organizada por el gobierno de Estados Unidos para aniquilar la población africana. 



Pero empecemos por el principio: El ébola es un virus que contagia tanto a humanos como a otros mamíferos produciendo fiebres hemorrágicas en el huésped y que en la mayoría de los casos provoca la muerte del mismo debido a fallos renales y hepáticos. Se transmite a través de fluidos, es decir, saliva,  sangre, sudor,...Pero nunca a través del aire. Este virus recibe el nombre del rio Ébola en la República Democrática del Congo donde fue identificado por primera vez en 1976.



Ahora bien, si creemos a los conspiranoicos que dicen que el ébola fue introducido en los años 80 en Sudáfrica ¿Cómo es posible que ya se conociera en 1976 y ya hubiera provocado la primera pandemia? Pero mucho más importante, si durante años la comunidad científica se ha quejado de la dejadez de las empresas farmacéuticas en el desarrollo de fármacos y vacunas contra enfermedades raras o que eran endémicas de países con menores recursos por no ser rentables económicamente ¿Por qué vamos a oponernos al uso de una vacuna que puede salvar miles de vidas?
Llevamos más de 6 meses desde que el último brote de ébola comenzó en Guinea, desde entonces se han contagiado casi 9000 personas y han muerto más de 5000. Era y es un caso de salud mundial que debería preocuparnos a todos y no sólo porque haya enfermado dos personas; una en Europa y otra en Estados Unidos. 



Las vacunas, al contrario de lo que está de moda pensar, funcionan. Y funcionan bien, pongamos como ejemplo el sarampión cuya vacuna ha reducido el número de casos de contagio


Sin embargo en los primeros años del siglo XXI comienza el bulo de que la vacuna contra el sarampión produce autismo, las consecuencias fueron más de 500 niños fallecidos en Nigeria al no estar vacunados, y diferentes brotes en países desarrollados entre personas no inmunizadas. El sarampión, al igual que el ébola, no tiene tratamiento específico y sus síntomas se combaten con hidratación, analgésicos y sueros que mejoren el sistema inmune. En algunos casos, como en el de la auxiliar de enfermería española contagiada, este tratamiento funciona y el paciente supera la enfermedad. Pero esto no debería frenar a los países con más recursos económicos que deberían de haber enviado ayuda a los países afectados desde el comienzo del último brote. En lugar de eso, se decidió repatriar a "los nuestros" sin ningún tipo de preparación y recursos para hacer frente a esta enfermedad. 
Los virus no son racistas, ni necesitan pasaporte para atravesar fronteras por lo que una epidemia del tamaño y repercusión de esta última de ébola, necesita de la colaboración y coordinación de todos los países posibles para acabar con ella, sin importar el pasaporte de los infectados.

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