Trastornos mentales en la pequeña pantalla

Muchos han sido los personajes con trastornos mentales representados en el cine, especialmente en el cine de terror; ¿Quién no recuerda la cara de un esquizofrénico Jack Nicholson a través de la puerta de su apartamento en el Overlook¿O las conversaciones de Norman Bates con su madre muerta en un claro ejemplo de trastorno de identidad disociativo?


En la mayoría de los casos el trastorno mental ha sido utilizado, con mayor o menor éxito, como  explicación de la conducta psicópata de la mayoría de personajes. En este artículo se resumen las diferentes patologías utilizadas en el mundo del cine con su significado clínico. 

A diferencia de lo que podríamos pensar existen multitud de trastornos menos cinematográficos o, por decirlo de algún modo, menos de cine de terror. Hoy en día y gracias al éxito de las series, los guionistas disponen de más tiempo y flexibilidad a la hora de plasmar la personalidad de personajes con algún trastorno o síndrome. 

Uno de los casos más reconocibles es el personaje de Sheldon Cooper en la serie The Big Bang Theory. Jim Parsons interpreta a un superdotado doctor en Física (entre otros masters y doctorados) que sufre el Síndrome de Asperger. A Sheldon Cooper le cuesta relacionarse con los demás por su incapacidad para interpretar las relaciones sociales y, sobre todo, las reacciones y emociones de sus interlocutores. Además, presenta un comportamiento repetitivo y fijación por un tema en concreto (en su caso puede ser desde el odio a Will Wheaton a su adoración por los trenes en miniatura).



Otro interesante personaje con Síndrome de Asperger es el de Sonya Cross en la serie The Bridge. En ella, Diane Kruger interpreta a una detective de El Paso encargada de investigar una serie de asesinatos cometidos en la frontera con México. Sonya Cross es malinterpretada como borde, irritante y obsesiva cuando su única fijación es encontrar al culpable mientras intenta relacionarse tanto con sus colegas como con la policía de Ciudad Juárez sin entender ni sus reacciones ni emociones. 

 

Tanto el papel de Sheldon Cooper como el de Sonya Cross nos muestran las dificultades a las que se enfrentan las personas con Asperger en el día a día, intentando relacionarse con una sociedad a la que no entienden pero de la que necesitan, o más bien deben, formar parte. Ambos son ejemplo de cómo un trastorno mental no es sinónimo de enfermo mental o asesino en serie, sino de necesidad de paciencia y entendimiento. A mi juicio, nadie ha sabido llevar tan bien a la pantalla esta necesidad como Adam Elliot en su genial película Max and Mary. En ella, la solitaria niña Mary escribe a Max una carta en la que le pide ser su amigo a pesar de no conocerse y vivir en el otro extremo del planeta, y Max, un anciano neoyorquino con Asperger, encuentra en las cartas de Mary la amiga que nunca tuvo. 



Otro de los trastornos sobre los que, por lo general, desconocemos bastante es el trastorno bipolar. Existen tres tipos o niveles de trastorno bipolar:

- El primero se conocía anteriormente como depresión maníaca, y las personas que lo padecen sufren de depresión grave y episodios de manía. 
- En el segundo tipo de bipolaridad, se alternan los estados depresivos y de impulsividad sin llegar al nivel de manía.
- Y por último, en el tercer tipo de trastorno bipolar, también conocido como ciclotimia, la alternancia entre los estados de ánimo no es tan acusada como en los tipos I y II.

Para comprobar los efectos del trastorno bipolar en la vida de las personas que los paceden, la compañía farmacéutica Lundbeck realizó un estudio a escala mundial en el que determinaron que existen unos 30 millones de personas con trastorno bipolar, de entre los cuales, el 76%  indicaron que el trastorno bipolar I había reducido sus expectativas de éxito en la vida. 

El impacto que un trastorno bipolar tipo I puede acarrear en la vida del que lo padece está genialmente representado por Claire Danes en Homeland. En la serie Danes interpreta a Carrie Mathison, una agente de la CIA experta en terrorismo y con gran clarividencia a la hora de anticipar ataques y movimientos de células terroristas que, sin embargo, no consigue todo el crédito o confianza que su trabajo merece por su comportamiento imprudente, excesivo e impulsivo que asusta a sus compañeros y familiares.


En definitiva, gracias al cine, y últimamente a las series, vamos conociendo un poco más las razones y el comportamiento de las personas que padecen trastornos mentales y quien sabe si con el tiempo también lleguemos a entenderles mejor.

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