Predecir lo impredecible

Desde que en el año 2001 se publicara el primer borrador del genoma humano, numerosos estudios genéticos han identificado la función de mucho genes de los 20/25000 que tiene el ser humano.

Por un lado, la identificación de estos genes como marcadores de futuras enfermedades ha supuesto una revolución en la medicina. Hoy en día existen análisis genéticos para predecir la disposición a padecer enfermedades como el Alzheimer, la esclerosis lateral amiotrófica, el cáncer de mama, ovario, cólon, etc. Los análisis genéticos se desarrollan incluso para personalizar el tratamiento al paciente en cuestión. 

Sin embargo, estos análisis pueden traer consecuencias sociales como la discriminación a la hora de contratar un seguro o buscar trabajo. Ya en 2009 el Parlamento alemán dictó una ley de veto por el cual las compañías de seguros no podían exigir análisis genéticos a personas que contratasen un nuevo seguro de vida, a excepción de aquellos seguros con elevadas primas. En España, por el momento, los resultados de estos análisis son confidenciales y se permiten en el caso de predecir enfermedades tanto en fetos como en adultos.

Llegados a este punto, recuerdo con miedo la película Gattaca en la que Vincent (Ethan Hawke) es discriminado prácticamente al minuto de nacer por tener una alta probabilidad a padecer cardiopatías y alcoholismo. Poco importó que el Vincent fuera un buen estudiante y nunca bebiera más de la cuenta, tampoco que superara sus limitaciones físicas mediante entrenamiento y una vida saludable. Sus genes hablaban antes de que pudiera hacer una entrevista de trabajo.

Entiendo, en cierto modo, a las aseguradoras pues son empresas que quieren beneficios, pero elevar los seguros por la probabilidad a padecer una enfermedad es tan absurdo como poner más caros los seguros según el color del coche. Si a un cliente se le realiza un análisis genético cuyo resultado indica la probabilidad de padecer fenilcetonuria pero sigue una dieta estricta con la que compensa la falta de fenilalanina hidroxilasa;  ¿Tendrá en cuenta la compañía de seguros los hábitos de vida de este cliente o primará el resultado del análisis?

En este sentido, la ética debería anteponerse a los intereses pues los análisis predicen la probabilidad de sufrir una enfermedad, pero los hábitos de vida saludables son una opción que puede reducir y mucho esta probabilidad. Además, la biología no es una ciencia exacta y así como Linda McCartney falleció por un cáncer a los 56 años a pesar de llevar una vida sana, Santiago Carrillo llegó hasta los 97 a pesar de ser fumador.

Si el análisis genético predice la disposición a padecer enfermedades, las técnicas de neuroimagen como la resonancia magnética funcional pueden predecir el fututo comportamiento delictivo de ex-presidiarios. O al menos eso aseguran Kent Kiehl y colaboradores de la ONG Mind Research Network de Albuquerque (Nuevo México).

Para su estudio analizaron la actividad del cortex del cíngulo anterior (zona del cerebro implicada en tareas cognitivas como la toma de decisiones o la empatía así como en funciones autónomas como la regulación de la presión sanguínea y el ritmo cardíaco) en 96 personas a punto de salir de prisión. 

A los cuatro años de salir de prisión, se cotejaron los datos de seguimiento de los sujetos con los resultados de la resonancia; aquellos que mostraron una menor actividad en el CCA tenían unas tasas de reingreso en prisión 2,6 veces mayor que los demás. Ante estos resultados muchos han visto similitudes con Minority Report de Philip K. Dick, en el futuro del libro (y película, pero quedémonos con el libro y así obviamos el trabajo de Tom Cruise) se puede predecir el comportamiento delictivo incluso antes de que se produzca el delito. En un futuro hipotético basado en los resultados de Mind Research Network, los presos serían susceptibles de un seguimiento policial a largo plazo tras salir de prisión en función de sus resultados de resonancia, ignorando uno de los fundamentos del sistema penitenciario; el castigo y posterior rehabilitación de los presos con la posibilidad de reintegrarse en la sociedad.

Así pues, parece que en el futuro nuestros genes y escáners celebrales primarán sobre el comportamiento ejemplar, la vida saludable o el libre albedrío de los seres humanos.