Prometheus, Avatar y otros gazapos científicos

No entiendo que con la multitud de gente que trabaja en películas de grandes productoras con millonarios presupuestos tengan gazapos imperdonables. Un ejemplo, ni una sola persona del rodaje de "Avatar" notó que Sygourney Weaver pipeteara sin punta, sobre un matraz  lleno de vete tu a saber qué y luego agitara la pipeta mojada sobre sus compañeros. 




A poco que sepas de sentido común, eso que se empeñan en llamar prevención de riesgos laborales o bioseguridad, no está bien pipetear sin punta de plástico a tus compañeros, sobretodo si les rocías con el virus T y te toca exterminar sus versiones zombie.

No voy a entrar en la calidad de la película en sí porque no nos pondremos de acuerdo nunca, aunque reconozco que me decepciono y me hizo reír a partes iguales. Reír sobretodo porque todavía hoy sigo sin saber la utilidad del "USB-rasta-órgano sexual-elemento para montar a caballo" azul que tenían los avatares o su lenguaje casi élfico.


Pero sin duda, "Prometheus" ha sido mi decepción de 2012. No es que me esperara una película tan buena como la primera de la saga "Alien", pero es de Ridley Scott. El hombre que dirigió "Blade Runner", la mejor película de ciencia ficcción hasta la fecha, no merece más que mi respeto y admiración. Aunque con Prometheus se le acabara la creatividad.

Aviso de spoiler, voy a destripar algunas partes de la película por lo que si aún sabiendo cómo la han puesto los críticos de cine sigues queriendo ir a verla, allá tú.

El caso es que si mi especialidad fuera la biología del espacio exterior y hubiera pasado media vida estudiando una posible vida inteligente ahí fuera, no sé, pasaría más de una hora explorando un nuevo planeta. Yo que sé, llámame loca pero sacaría algunas muestras, echaría fotos, me quedaría un ratico más que una hora y por supuesto, no volvería a la nave para acabar con la investigación de toda una vida.

Quizá soy yo la equivocada y si uno no llega a su objetivo al salir de la nave tras días de vuelo es porque el viaje no merece la pena, mejor haber ido a Cancún.

Entre lo que más me perturba de la película está la posibilidad de fecundación alien-humano (aquí no hablamos de la capa pelúcida de los óvulos que impiden la fecundación entre especies, para qué si es Ridley Scott). También me horrorizó la idea de que una raza superior alienígena decidiera cuando debíamos nacer o morir, así sin una mísera explicación en hora y media de película. Y qué decir de esa nave circunferencia que, a pesar de estar partida por un lado y tener la estabilidad de un mamut en tirolina, sigue rodando y rodando planeta abajo persiguiendo a una "espabilada" que decide seguir en línea recta sin apartarse a un lado.

En fin, mejor que yo os lo puede explicar el siguiente video:



Visto lo visto, no le vendría mal a Hollywood un par de matemáticos para recalcular la masa que puede soportar una puerta del Titanic sobre el Atlántico Norte (según nos cuentan en este blog Kate y Leonardo cabían e incluso jugaban al mus). O bien un físico que les recuerde que en el espacio sería imposible oír la explosión de la Estrella de la Muerte. O un grupo de científicos asesores, porque los errores a lo largo de la historia del cine son muchos.

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