En el cine, como en política, hay personajes femeninos que son malos muy malos. Las hay que actúan muy mal y sólo lucen palmito, pero a lo que yo me refiero es a esa especie de actrices que han nacido para encarnar papeles de malas, para hacer la puñeta a los protagonistas y a todo aquel que se cruce en su camino, una especie de actriz en extinción.
La semana pasada veía una entrevista a Maribel Verdú respecto a su personaje de madrastra en "Blancanieves". Dijo que le había gustado tanto ese papel que ahora sólo quería hacer papeles de mala, y es que ese tipo de papeles dan tanto juego que aún hoy recordamos a las actrices que hicieron de todo tipo de mala en el cine:
Existe ese tipo de mala que viene con un plan preestablecido; acercarse al objetivo y ganarse su confianza mientras provoca su caída, como Anne Baxter en "Eva al Desnudo". A otras les molestan los cambios, no soportan la pérdida de un ser querido y se dedican a hacer la vida imposible a la sustituta, como Judith Anderson en "Rebecca".
Impresionantes interpretaciones al margen, el carácter de este tipo de personajes da mucho más juego a los actores, sobre todo si se han especializado en la materia como Glenn Close o Jessica Lange.
He de reconocer que no hay papel de Glenn Close en el que confíe plenamente, será por sus películas anteriores ("Atracción Fatal", "Las Amistades Peligrosas" y "101 Dálmatas"), pero es verla en "Damages" y saber que va a ser mala pero mala mala. A menudo la profesión de abogado en el cine se presenta como el ayudante del anticristo, pero es que el papel de Glenn Close en esta serie es para grabar y enseñar en las escuelas de interpretación. Bueno y también de abogacía para impedir que ese tipo de personas lleguen a un tribunal.
La misma sensación de desconfianza que me produce ver a Glenn Close en pantalla, me la produce Jessica Lange. No sólo por su interpretación en "El Cartero Siempre Llama Dos Veces", si no que con "American Horror Story" ha conseguido bordar dos temporadas con dos personajes completamente distintos en los que su papel de mala ha eclipsado al resto de actores. Y cómo olvidar ese número musical a mitad de la segunda temporada:
La semana pasada veía una entrevista a Maribel Verdú respecto a su personaje de madrastra en "Blancanieves". Dijo que le había gustado tanto ese papel que ahora sólo quería hacer papeles de mala, y es que ese tipo de papeles dan tanto juego que aún hoy recordamos a las actrices que hicieron de todo tipo de mala en el cine:
Existe ese tipo de mala que viene con un plan preestablecido; acercarse al objetivo y ganarse su confianza mientras provoca su caída, como Anne Baxter en "Eva al Desnudo". A otras les molestan los cambios, no soportan la pérdida de un ser querido y se dedican a hacer la vida imposible a la sustituta, como Judith Anderson en "Rebecca".
Impresionantes interpretaciones al margen, el carácter de este tipo de personajes da mucho más juego a los actores, sobre todo si se han especializado en la materia como Glenn Close o Jessica Lange.
He de reconocer que no hay papel de Glenn Close en el que confíe plenamente, será por sus películas anteriores ("Atracción Fatal", "Las Amistades Peligrosas" y "101 Dálmatas"), pero es verla en "Damages" y saber que va a ser mala pero mala mala. A menudo la profesión de abogado en el cine se presenta como el ayudante del anticristo, pero es que el papel de Glenn Close en esta serie es para grabar y enseñar en las escuelas de interpretación. Bueno y también de abogacía para impedir que ese tipo de personas lleguen a un tribunal.
La misma sensación de desconfianza que me produce ver a Glenn Close en pantalla, me la produce Jessica Lange. No sólo por su interpretación en "El Cartero Siempre Llama Dos Veces", si no que con "American Horror Story" ha conseguido bordar dos temporadas con dos personajes completamente distintos en los que su papel de mala ha eclipsado al resto de actores. Y cómo olvidar ese número musical a mitad de la segunda temporada:
Eres muy grande Jessica
Cuando Glenn Close o Jessica Lange decidan, muy merecidamente, jubilarse, nos quedaremos sin ese tipo de actriz capaz de interpretar papeles a los que odiar y amar a partes iguales, esos papeles que quedan como reflejo de una gran película, o en el caso de Jessica Lange, de una gran serie.
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