Ahora que ha pasado el 21 de diciembre y hemos cambiado de era o Bactún según los Mayas, es hora de empezar un nuevo blog. O al menos esa es la excusa que he encontrado.
No he encontrado mejor tema para este blog que escribir sobre cosas que me gustan, lo cual no quiere decir que sepa algo sobre ellas. Ciencia y cine son mi trabajo y mi afición, no siempre por el mismo orden de preferencias y la idea es escribir sobre estos temas a través de películas, artículos o libros.
Como primera entrada he pensado en hacer un pequeño homenaje a Barbara McClintock; mujer, genetista y premio Nobel de Medicina en 1983.
Barbara McClintock representa, en mi opinión, uno de los pocos casos de justicia en el siempre competitivo mundo de la investigación científica.
McClintock, hizo un descubrimiento impresionante, revolucionario e impensable para las mente privilegiadas de la década de los 40. Describió la transposición genética; secuencias de ADN capaces de "saltar" de una región e insertarse en otra diferente dentro del genoma de la misma célula.
Pese a que Barbara McClintonck lo descubrió en el genoma del maíz, estos transposones se han descubierto tanto en bacterias como en moscas y humanos.
La importancia del descubrimiento de estos transposones se puede comprobar hoy en día en las investigaciones sobre el genoma de multitud de vegetales. Así como en el desarrollo de un sistema de modificación genética basada en la transposición genética ("Sleepy Beauty transposon system") que está en periodo de evaluación clínica como posible terapia génica en humanos.
Todo este avance empezó en los años 40 con el trabajo de una mujer a la que se le ignoró durante décadas, tanto fue así que decidió no publicar la mayoría de sus descubrimientos por miedo al escarnio público y no fue hasta 30 años más tarde cuando se reconoció la importancia de su trabajo.
Al final, el trabajo de Barbara McClintock tiene el reconocimiento que merece y puede que nos enseñe, o al menos a mi me lo parece, que a pesar de la incredulidad de colegas y las zancadillas de otros, si tienes una buena idea y trabajas bien ni los palmeros de turno te quitarán el mérito y el trabajo. Eso es, al menos, lo que me gustaría creer.
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